Saturday, 21 June 2014

Corrección comentario de texto "Aura" (fragmento)

Anexo / Fragmento:
Caminas hacia la otra puerta y al empujarla descubres 
un baño pasado de moda: tina de cuatro patas, con florecillas pintadas sobre la 
porcelana, un aguamanil azul, un retrete incomodo. Te observas en el gran espejo 
ovalado del guardarropa, también de nogal, colocado en la sala de baño. Mueves 
tus cejas pobladas, tu boca larga y gruesa que llena de vaho el espejo; cierras tus 
ojos negros y, al abrirlos, el vaho habrá desaparecido. Dejas de contener la 
respiración y te pasas una mano por el pelo oscuro y lacio; tocas con ella tu perfil 
recto, tus mejillas delgadas. Cuando el vaho opaque otra vez el rostro, estarás 
repitiendo ese nombre, Aura. 
Consultas el reloj, después de fumar dos cigarrillos, recostado en la cama. De pie, 
te pones el saco y te pasas el peine por el cabello. Empujas la puerta y tratas de 
recordar el camino que recorriste al subir. Quisieras dejar la puerta abierta, para 
que la luz del quinqué te guié: es imposible, porque los resortes la cierran. Podrías 
entretenerte columpiando esa puerta. Podrías tomar el quinqué y descender con 
el. Renuncias porque ya sabes que esta casa siempre se encuentra a oscuras. Te 
obligaras a conocerla y reconocerla por el tacto. Avanzas con cautela, como un 
ciego, con los brazos extendidos, rozando la pared, y es tu hombro lo que, 
inadvertidamente, aprieta el contacto de la luz eléctrica. Te detienes, guiñando, en 
el centre iluminado de ese largo pasillo desnudo. Al fondo, el pasamanos y la 
escalera de caracol. . Desciendes contando los peldaños: otra costumbre inmediata que te habrá 
impuesto la casa de la señora Llorente. Bajas contando y das un paso atrás 
cuando encuentres los ojos rosados del conejo que en seguida te da la espalda y 
sale saltando. 
No tienes tiempo de detenerte en el vestíbulo porque Aura, desde una puerta 
entreabierta de cristales opacos, te estará esperando con el candelabro en la 
mano. Caminas, sonriendo, hacia ella; te detienes al escuchar los maullidos 
dolorosos de varios gatos —si, te detienes a escuchar, ya cerca de la mano de 
Aura, para cerciorarte de que son varios gatos— y la sigues a la sala: Son los 

gatos —dirá Aura—. Hay tanto ratón en esta parte de la ciudad. 





        Carlos Fuentes Macías nació en Panamá el 11 de noviembre de 1918, y murió en Ciudad de México el 15 de mayo de 2012 a la edad de 83 años.  Fue un novelista, ensayista, sociólogo y diplomático. Obtuvo muchos premios y reconocimientos durante su vida literaria, como el “Premio Rómulo Gallegos” en 1977, el “Premio Nacional de Literatura de México” en 1984, el “Premio Miguel de Cervantes” en 1987, el “Príncipe de Asturias de las Letras” en 1994, la Condecoración de “Gran Oficial de la Orden de la Legión de Honor de Francia” en 2003, la “Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica” en 2009, entre muchos otros. Él escribió diversas obras, entre las que se encuentran novelas, cuentos, ensayos, semblanzas, diccionario personal, teatro, argumentos y guiones cinematográficos y libretos de óperas; entre sus novelas más destacadas están “La región más transparente”, “La muerte de Artemio Cruz”, “Aura”, “Cambio de Piel”, “Terra Nostra” y “Gringo Viejo”.
        Carlos Fuentes perteneció a la generación del 57, también conocida como “la generación del boom literario” o “boom latinoamericano”. Esta generación se ha denominado de tal manera debido al éxito que tuvieron los autores latinoamericanos en Europa. Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa y Julio Cortázar también fueron parte de este “boom”. Se dice que estos autores realizaron obras experimentales de marcado tono político, por los hechos que estaban sucediendo en América Latina en la década de 1960: plena Guerra Fría, en que los países estaban adoptando diferentes formas de gobierno basadas en distintas ideologías, como el caso de Cuba socialista con Fidel Castro al mando, de pensamiento marxista.
            “Aura” es una novela breve escrita en 1962. Cuando se publicó, sus lectores la juzgaron de una obra rematada y perfecta, suficiente, redonda y definitiva. En ella se muestra a Felipe Montero, joven maestro de historia, que encuentra un anuncio de periódico donde ve posibilidades de conseguir un mejor sueldo. Su trabajo era organizar y finalizar las memorias del general Llorente. Para esto, se va a vivir a la casa de la viuda de Llorente, Consuelo, quien vivía con su sobrina Aura. En este lugar suceden una serie de hechos poco comunes, fuera de la realidad: Aura parece estar controlada por su tía, además de mostrarse varias situaciones relacionadas a la brujería. El fragmento a analizar se sitúa en el capítulo 2. Aquí se pueden apreciar algunos aspectos de hechicería, tema que se presenta permanentemente en la obra para darle sentido a los hechos.         

            En este fragmento el tema que se presenta es la sensación de inquietud en un ambiente desconocido y ajeno. Los personajes presentes en esta parte del libro son Felipe Montero y Aura. El tipo de narrador es uno en segunda persona, utilizando el estilo indirecto predominantemente, refiriéndose a que es la conciencia del protagonista la que le habla a sí mismo. Está dividido en dos apartados: el primero trata sobre el reconocimiento del lugar (líneas 1 a 26) seguido del segundo subtema que es el encuentro con Aura (líneas 27 a 33).
         Desde la primera línea, el protagonista se encuentra revisando la habitación en la que se aloja, encontrando un baño tras cruzar una puerta. Al ingresar al baño se da cuenta de lo que hay adentro, de la antigüedad del baño, describiéndolo detalladamente y refiriéndose a él como uno pasado de moda y mencionando que los objetos que se encuentran en este son muy antiguos que son poco comunes hoy en día.

            Luego, menciona estar observándose a sí mismo en un espejo de nogal, descripción prosopográfica que será indicio del coronel Llorente y su parecido con el protagonista, además de reflejarse la sorpresa que tiene Felipe al ver tanta antigüedad, ya que todo lo que ve, lo describe de manera muy detallada.  Continuando, Felipe se describe a sí mismo mientras se mira en el espejo; se presenta un hipérbole en la línea 5 (“Mueves tus cejas pobladas”) exagerando acerca del grosor de sus cejas; después menciona tener la boca larga y gruesa, expresión que se relaciona con estar malhumorado o triste, ya que coloquialmente se dice tener una “cara larga”. Al estar frente al espejo, lo llena de vaho, aliento que sale de su boca empañando el cristal; el vaho está fuertemente relacionado al frío presente, y este frío se conecta con lo que él siente estando adentro de una casa oscura y silenciosa (sensación de desconfianza).


Posteriormente, al mencionar el negro de sus ojos, se hace una relación cromática con la oscuridad y la muerte; después de esto, al indicar que el vaho ha desaparecido del espejo, el narrador se refiere al transcurrir del tiempo, mientras Felipe se acostumbra a la frialdad de la casa. Adaptado ya a la situación deja de contener la respiración y comienza a mirarse tranquilamente. Luego, cuando el vaho vuelve a aparecer, impidiéndole ver su rostro, lo primero que se le viene a la mente es Aura, reflejando el impacto que sintió al verla por primera vez y la atracción que siente por ella.
         Después, Felipe se muestra recostado en la cama fumando cigarrillos, manifestando estar muy relajado. Al consultar su reloj recuerda que debe ir a cenar y se arregla antes de bajar. Él sale de su cuarto e intenta recordar el camino que recorrió anteriormente, quiere dejar la puerta abierta para que el quinqué lo ilumine, pero esta se cierra debido a los resortes; el cierre automático de las puertas se asocia con que Consuelo intenta mantener la casa lo más oscura posible, lo que se relaciona con que las brujas suelen trabajar de noche y ella necesita de la oscuridad de la vivienda. Lo mencionado anteriormente se recalca al mencionar hiperbólicamente entre las líneas 16 y 17 “renuncias porque ya sabes que esta casa siempre se encuentra a oscuras.” Seguido de eso, el protagonista intenta ser realista y saber que tendrá que conocer la casa por el tacto y no por la visión, recordándola en su mente; es por esto, que avanza con cautela, rozando la pared con los brazos extendidos, comparándose a sí mismo con un ciego; esta idea también se conectará con lo que posteriormente será su relación con Aura, a quien más que ver, tocará en la oscuridad. Al estar a ciegas, involuntariamente enciende la luz de un pasillo largo y vacío, que personifica diciendo “pasillo desnudo”, enfatizando su falta de adornos, en el que al fondo se ve un pasamanos y una escalera de caracol.
         Felipe desciende por la escalera contando los peldaños, para intentar memorizarlos ya que sabe que después no lo podrá ver, debido a la oscuridad de la casa. Al bajar, se encuentra con un conejo de ojos rosados, animal que se asocia fuertemente con la brujería, repitiendo el mal augurio que tiene Felipe en la casa; también, este conejo es un símbolo de la fertilidad, hecho que se conecta paradójicamente con la infertilidad de Consuelo, razón que la llevó a la hechicería; además, posteriormente el conejo será Aura, cada vez que desaparezca, aparecerá Aura.
         Comenzando el siguiente apartado, él ve inmediatamente a Aura, quien la espera con un candelabro en la mano, lo cual le causa mucha alegría por ver a esa mujer que le atrajo desde el principio. Felipe se detiene justo antes de tocar la mano de Aura al escuchar los maullidos dolorosos de varios gatos, otro animal muy ligado a las brujas ya que es una representación simbólica del demonio; aquí los gatos aparecen sufriendo, indicio de lo que posteriormente será el sacrificio delos mismo, rito dentro de la hechicería. Al sentir una desconfianza, se detiene nuevamente para cerciorarse que son gatos, lo que Aura le afirma e intenta explicarlo diciendo que hay muchos ratones en la ciudad, para tranquilizarlo.
          Concluyendo, el libro “Aura” está en una estrecha relación con el contexto histórico en la cual fue escrita, debido al espacio físico surrealista y también a los sucesos mágicos y místicos que suceden en la casa de Consuelo, lo cual incita a pensar que los hechos no son reales, o que se mezclan con la realidad y en el momento que Felipe entra a la casa este se desliga de la realidad y no está consciente de cuando es un sueño o cuando es la realidad, así también cuando Felipe queda “atrapado” en un callejón sin salida con Aura. Además, este nombre “Aura” posee una onomástica, significando un viento suave y apacible, reflejando lo silenciosa que es ella dentro de la casa; también significa una atmósfera irreal, tal como sucede en la casa de Aura donde se ven elementos no reales, como lo es la hechicería. En nuestro fragmento, se puede apreciar una gran cantidad de aspectos de brujería de parte de Consuelo, como lo son los gatos, los conejos y las ratas, además de la oscuridad constante de la antigua casa.

Corrección comentario de texto "Bodas de Sangre" (fragmento)

Fragmento:
Habitación pintada de rosa con cobres y ramos de flores populares. En el centro, una
mesa con mantel. Es la mañana. Suegra de Leonardo con un niño en brazos. Lo mece.
La mujer, en la otra esquina, hace punto de media.
Suegra:
Nana, niño, nana
del caballo grande
que no quiso el agua.
El agua era negra
dentro de las ramas.
Cuando llega el puente
se detiene y canta.
¿Quién dirá, mi niño,
lo que tiene el agua
con su larga cola
por su verde sala?
Mujer: (Bajo)
Duérmete, clavel,
que el caballo no quiere beber.
Suegra:
Duérmete, rosal,
que el caballo se pone a llorar.
Las patas heridas,
las crines heladas,
dentro de los ojos
un puñal de plata.
Bajaban al río.
¡Ay, cómo bajaban!
La sangre corría
más fuerte que el agua.
Mujer:
Duérmete, clavel,
que el caballo no quiere beber.
Suegra:
Duérmete, rosal,
que el caballo se pone a llorar.
Mujer:
No quiso tocar
la orilla mojada,
su belfo caliente
con moscas de plata.
A los montes duros
solo relinchaba
con el río muerto
sobre la garganta.
¡Ay caballo grande
que no quiso el agua!
¡Ay dolor de nieve,
caballo del alba!
Suegra:
¡No vengas! Detente,
cierra la ventana
con rama de sueños
y sueños de ramas

    Federico García Lorca nació en Granada el 5 de junio de 1898, y murió el 19 de agosto de 1936. Fue un poeta, dramaturgo y prosista español, fue un componente importante de la generación del 27; esta era un conjunto de poetas españoles del s.XX, que comenzó con el homenaje a Luis de Góngora, quien fue una gran influencia en la poesía de Lorca, las obras de esta generación se caracterizaban por una expansión excepcional en la poesía. Esta generación tuvo una gran influencia de las corrientes de vanguardia, principalmente surrealismo. Entre sus características se encuentra el intentar encontrar la belleza a través de la imagen, buscando alcanzar la poesía pura. Los temas principales que tratan los autores de esta generación son el amor, la muerte, el destino, y otros grandes asuntos del hombre. Poseían un estilo preocupado por la expresión lingüística, buscando el lirismo. Suelen usar estrofas tradicionales y clásicas, además del verso libre, buscando un ritmo repitiendo palabras, esquemas sintácticos o paralelismo de ideas.

            La obra “Bodas de sangre” fue escrita en el año 1931 y en el año 1933 se estrenó. Esta obra fue escrita al mismo tiempo que fue la Guerra Civil en España, esta se convirtió en un estado totalitario y sirvió de introducción a la gran guerra que se avecinaba en el continente. El año 1936 fue detenido al estallar la guerra civil española un tiempo después fue fusilado.  García Lorca escribió prosa (impresiones, narraciones, conferencias y homenaje); poesía entre las que se destacó “Romancero gitano”, “Poeta en Nueva York” y “Diván del Tamarit”; y obras de teatro como “Mariana Pineda”, “La zapatera prodigiosa” y “Yerma”.

          La obra trata sobre el destino y la muerte inevitable del hijo de la Madre, quien estaba a punto de contraer matrimonio, el cual se ve frustrado por la aparición de un antiguo amor de la Novia. Esta obra trágica representa varios de los arquetipos sociales de la España rural de la época y las relaciones familiares. Este fragmento se ubica en el primer acto, cuadro segundo. Este primer acto presenta la introducción del problema del conflicto, en que la Madre se entera del futuro matrimonio de su hijo, la cual conoce en el tercer cuadro. Esta escena, que es la primera del cuadro segundo, presenta a la Suegra y la Mujer recitando una canción de cuna al bebé.

 El tema de esta obra  es la premonición de la tragedia final, este se ve evidenciado en varias partes de la canción.

Este poema posee una actitud apelativa del lenguaje. Está dividido en siete estrofas con sílabas de arte menor, predominando los hexasílabos. Presenta mayoritariamente rima asonante en versos impares.

Esta canción se divide en tres apartados, de la línea 6 a la 16 el cual hace referencia a las acciones de Leonardo; el segundo que va desde la línea 17 a la 32 se refiere al desamor entre la mujer y Leonardo; por último el tercer apartado que inicia en la línea 33 y finaliza en la línea 48, tiene relación con la muerte inevitable.

Este fragmento comienza, como acotación, con la descripción del cuadro segundo del primer acto. En este se presenta una habitación rosa, un mantel y flores, elementos que simbolizan al género femenino, caracterizando el cuidado de la mujer por su hogar y los niños, principalmente en el caso de la mujer de Leonardo, contrastando con el engaño que sufrirá posteriormente; justamente aquí se encuentran la Mujer y la Suegra con un niño en sus brazos, siendo esto una costumbre en que la abuela criara a los niños de la pareja.

          En la línea 6 comienza una canción de cuna (también llamada nana); este tipo de canción suele tener un ritmo y melodía suave y relajante, sin interrupciones, con el objetivo de ayudar a dormir a un bebé. En este se presenta aliteración en que se repite la letra “n”, la cual se asemeja al sonido que emite una madre para hacer dormir a su hijo. Además existe un encabalgamiento que llega hasta el v. 8, el cual dice “caballo grande que no quiso el agua”, lo que simboliza a Leonardo (caballo), quien no quiso a su esposa (agua) y en cambio buscó el amor prohibido con la Novia. El caballo representa a Leonardo debido a que se asocia con el sexo, la virilidad y la fuerza, imagen permanente en Lorca, tanto en su lírica como en su teatro; mediante este, se crea una ironía trágica que predice el desenlace de la acción dramática. En el v. 9 el agua negra representa la muerte, y las ramas del verso siguiente, un obstáculo, aludiendo a la saciedad de la pasión de la Novia. Entre el los v. 13 y 16 el HL utiliza una pregunta retórica, la cual se inserta con el propósito de aumentar la curiosidad del lector. Aparece también el color verde, elemento cromático que en Lorca se vincula a la pasión.

          El segundo apartado comienza diciendo “duérmete, clavel, que el caballo no quiere beber”, haciendo referencia a que el niño sólo se duerma ya que Leonardo no quiere estar con ellos debido al amor que siente por la Novia. El clavel es una personificación del niño, la cual simboliza la inocencia y ternura, además de tratarse de un varón, ya que en Lorca la flor es metáfora de hombre. En el v.19 se introduce una nueva personificación la cual también hace referencia al niño solo que en vez de un clavel ahora se le describe como un rosal. El rosal tiene espinas, por lo tanto si un caballo toca uno sentirá dolor, mismo sufrimiento que le da a Leonardo por vergüenza de ver a su hijo que tuvo con la mujer que no amaba. En los dos versos siguientes, el 21 y 22, se sigue describiendo el sufrimiento que experimenta Leonardo, mostrándose de pies a cabeza; las patas del caballo están heridas de tanto galopar y este tiene las crines heladas por el viento que le llega debido a la velocidad. El puñal de plata (metáfora) que está dentro de los ojos del caballo, alude a la luna ya que ambos llevan el mismo color, y es la luna la que finalmente guía el camino a la muerte, además con un puñal como ese asesinaron al hermano y al padre del Novio. Entre el v. 25 y 26, se habla sobre el río el cual es otra forma de figurar la muerte, es por esto que la Madre al viajar prefería ir por el camino largo que pasar cerca del río. En los versos siguientes hay una hipérbole al decir que la sangre corre más rápido que el agua, análisis que se reitera con el uso de una epanadiplosis (bajaban […] bajaban).

En v. 29 a 32 hay un estribillo con el v. 17 y el 20, con el fin de dar un mayor énfasis a la personificación del niño como una flor.

          El tercer apartado inicia con la reiteración de que el caballo no quiere beber, ni siquiera tocar la orilla mojada, siempre presentando al agua como posible solución, el agua que calma la sed de la pasión, si el caballo no bebe continúa encendido, como Leonardo que se niega a olvidar su pasión por la Novia. Luego, en los versos 35 y 36 habla sobre “su belfo caliente” porque se niega a beber agua (este es un motivo típico de Lorca), sus labios, que no serán para la Mujer, sino para la Novia; este amor prohibido lo llevará a la muerte, es por esto que luego dice “con moscas de plata”, ya que las moscas son un símbolo de la muerte, y el color plata como ya dijimos es el color de la Luna, que los guía a su destino inevitable en el final.

            La canción continúa con la personificación de Leonardo en el relincho del caballo, el cual en vez de estar con su Mujer, está alejado de ella, merodeando la casa de la Novia. Después dice “con el río muerto sobre la garganta”, es decir, con la muerte encima, ya que fue en los montes cerca del río donde mueren Leonardo y el Novio, esta hipérbole enuncia que Leonardo ya se negó a saciar su sed. Finaliza la estrofa con cuatro versos en exclamación con los que se resaltan los sentimientos de la Mujer hacia Leonardo; se le escapa el hombre que anhelaba tener por siempre, ella lo ama pero este amor no le correspondía. Menciona “dolor de nieve”, una metáfora que representa el dolor de la mujer debido a que Leonardo se escapa a los montes, los cuales suelen tener nieve en sus cimas; además dice “caballo del alba”, refiriéndose a que era en el alba cuando Leonardo volvía a su casa después de estar toda la noche merodeando la casa de la Novia.

            Se presenta una última estrofa en la que se le pide a la pasión simbolizada en el caballo que se detenga, que no entre. En los últimos dos versos de la canción hay una anadiplosis, se mencionan dos veces a las “ramas”, a estas se le pueden atribuir tres significados, es decir, una trilogía: el primero se refiere a un prostíbulo ya que estos en la antigüedad tenían ramas en las puertas, y las prostitutas eran llamadas rameras, en este caso la ramera sería la Novia ya que está interviniendo en la relación entre Leonardo y su esposa, además que la Novia está comprometida con el Novio; el segundo que significado que se atribuye es que en el campo en España era una tradición poner ramas en la ventas para ahuyentar los malos espíritus, el cual sería la pasión dañina que siente por Leonardo, quien no la ama; el último significado es que el niño al fin se quedó dormido, además le hace un llamado a dormirse de la realidad, escaparse de ella, la cual le tiene esperando un destino cruel, sin su padre.

A modo de conclusión, podemos mencionar que el libro “Bodas de Sangre” presenta una trama trágica en que los personajes están sometidos a un destino inevitable. El poema “Nana, niño, nana” presenta como tema principal la premonición de la tragedia final. En este fragmento de la obra se presentan varios simbolismos como el del caballo quien representa a Leonardo debido a que está asociado con la fuerza, la virilidad y el sexo; también está la navaja o el puñal de plata el cual es asociado desde el inicio de la obra a la muerte, ya que con este objeto fue asesinado el marido y el hijo mayor de la Madre; además está el agua que se utiliza para simbolizar a la Mujer debido a que esta es la única forma de apagar las llamas de la pasión que siente Leonardo por la Novia, sin embargo este la rechaza. Este poema se relaciona con la generación del 27 ya que en esa generación se vio un florecimiento de la poesía, en que se mostraban características sociales de la España rural en aquella época. 

Corrección comentario de texto "El Peregrino"

Nicanor Parra Sandoval nació el 5 de septiembre de 1914 en la provincia de Ñuble, es un poeta, matemático y físico chileno cuya obra ha tenido una profunda influencia en la literatura hispanoamericana. Algunos aspectos de su poesía no son ajenos al medio cultural de su infancia y adolescencia. Fuera de cortos períodos vividos en Santiago, Lautaro y Ancud, los años fundamentales tienen como escenario los suburbios de la ciudad de Chillán. Su infancia de precariedad económica y de continuos cambios de residencia, su trabajo como docente, y sus viajes realizados a Estados Unidos e Inglaterra influenciaron mucho su forma de escribir llegando a ser uno de los máximos exponentes de la antipoesía. Entre sus obras más destacadas se encuentra “Cancionero sin nombre”, “La cueca larga”, “Versos de Salón” y “Poemas y Antipoemas”; con este último obtuvo el premio del sindicato de escritores de Chile. A lo largo de su vida como escritor obtuvo varios premios importantes como el premio "Miguel de Cervantes" el año 2011, "Premio Nacional de Literatura" el año 1969. 
          Nicanor Parra pertenece a la generación literaria de 1942, en esta generación se encuentran otros artistas importantes como Violeta Parra, Gonzalo Rojas, entre otros. El escribe durante la Guerra Civil española y el inminente estallido de la Segunda Guerra Mundial, esta situación internacional es crítica en su forma de escribir.
          “Poemas y Antipoemas”, fue escrita en 1954. Con esta obra, Parra viene a romper con un ordenamiento generacional y continuo de la poesía chilena y latinoamericana del siglo XX, la cual, según los doctores de la ley, no debió haberse publicado. Este poemario presenta los temas de anticlericalismo, crítica social y desamor. “El peregrino”, se sitúa en la tercera parte de la obra, la cual corresponde a los antipoemas.
          El tema de este poema es la denuncia que hace el peregrino sobre la injusticia social.
          Este antipoema posee tres largas estrofas donde predominan los versos de arte mayor, de las que se separa un único verso para cerrar el poema.
          En el poema, de 24 versos, podemos identificar tres apartados: el primero que va desde el verso 1 hasta el 6, en cual se hace un llamado de atención a la sociedad; el segundo desde el verso 7 al 21, se describe al hablante lírico y se compara con la audiencia; el último apartado desde el verso 22 al 24, representa al hablante lírico pidiendo ayuda.
          El título de este poema “El Peregrino” es una total ironía debido a que no tiene relación con lo mencionado en este. El peregrino  es aquel que por devoción o por voto, viaja y visita santuarios o algún lugar sagrado; en cambio, en este poema se presenta a un vendedor ambulante el cual en vez de ir a lugares sagrados, se dedica a vender en calles o ferias. Aún así, tienen una semejanza, en que ambos transitan por lugares públicos.
          En el verso 1 con el 6 se presenta un estribillo para recalcar su llamado de atención a sus auditores, a continuación en el verso 2 les dice que miren hacia el otro lado de la república para que vean la otra cara de la moneda (la parte pobre de esta); entre el verso 3 y 4 dice que sean racionales y de dejen llevar por la emoción, esto lo representa mediante una personificación en el verso 4, dejando atrás los asuntos personales. En el verso 5 él levanta la voz para que la clase baja se haga sentir.
En el v. 7 se presenta una metáfora al compararse el sentimiento de encierro  del H.L. con un alma embotellada; continúa diciendo que se siente en un abismo sexual e intelectual (v.8). En el v. 9 se muestra una hipérbole al exagerar su situación, diciendo que solo se puede alimentar por la nariz, tal como lo hacen las personas en estado de coma; por lo tanto, ha estado preso en un lugar distante de las calles, negación del peregrino que le da título a la obra. Entre el v. 10 y 11 podemos apreciar una anáfora para enfatizar el deseo de ser escuchado e informado, en una actitud de apelación reiterativa. En el v.12 dice que necesita luz, la cual refleja la salvación, antes de que su jardín se cubra de moscas; estas moscas son el reflejo de la oscuridad y la muerte, ya que estas son atraídas por los cadáveres; conectándose también con el simbolismo del “señor de las moscas”, quién es el demonio o Lucifer. A continuación, en el v. 13 y 14, el H.L. suena como si estuviera perdiendo cordura. Entre el v. 15 al 17 el H.L. habla de la bicicleta y el automóvil como medios de transporte para escapar de su triste realidad y el puente es la vía para realizarlo. Entre todos estos versos (7 a 17) el hablante demuestra que su alma está en desequilibrio con su cuerpo y se muestra su necesidad de ser sacado de su estado de embotellamiento.
En el v.18 el H.L. vuelve a dirigirse a la audiencia, con una anáfora que se extiende en el v.19 y 20. Entre estos y el 21 le habla a la clase alta, adinerada y acomodada. Primero dice que esta clase está en los jardines, los cuales representan un cosmos, todo ordenado, mientras que el H.L. está en un caos; luego en el v.19 se refiere a que la clase alta tiene más recursos y pueden acceder a más vestimentas (pieles).  En el v.20 y 21 hay una ironía diciendo que esta clase posee un séptimo sentido, el de mente extendida, ya que ellos en realidad son muy cerrados ya que viven en su burbuja, la cual limita su forma de ver el mundo.
En los últimos versos, se presenta una imagen: el H.L. se compara con un niño que está perdido llamando a su madre, luego con un peregrino que camina eternamente y con un árbol que necesita ser cubierto de hojas, lo cual se muestra mediante una personificación. Esto refleja al hablante pidiendo ayuda, para ser rescatado de la situación en la que se encuentra.

A modo de conclusión, podemos mencionar que en el antipoema “El peregrino” se presenta una crítica sobre la injusticia social. Para esto, el H.L. utiliza una actitud apelativa del lenguaje, dirigiéndose a la gente que pasa por el lugar donde él se encuentra. Este poema se relaciona a la mayoría de los otros poemas del libro en su función de criticar la sociedad de la época. El hablante lírico mediante sus versos expresa su sentimiento de ser oído y salvado de la precaria situación en la que se encuentra. Tal como los otros poemas y anti poemas de Parra, se refleja el tema de la crítica a la sociedad.


Monday, 16 June 2014

Aura

Anexo / Fragmento:
Caminas hacia la otra puerta y al empujarla descubres 
un baño pasado de moda: tina de cuatro patas, con florecillas pintadas sobre la 
porcelana, un aguamanil azul, un retrete incomodo. Te observas en el gran espejo 
ovalado del guardarropa, también de nogal, colocado en la sala de baño. Mueves 
tus cejas pobladas, tu boca larga y gruesa que llena de vaho el espejo; cierras tus 
ojos negros y, al abrirlos, el vaho habrá desaparecido. Dejas de contener la 
respiración y te pasas una mano por el pelo oscuro y lacio; tocas con ella tu perfil 
recto, tus mejillas delgadas. Cuando el vaho opaque otra vez el rostro, estarás 
repitiendo ese nombre, Aura. 
Consultas el reloj, después de fumar dos cigarrillos, recostado en la cama. De pie, 
te pones el saco y te pasas el peine por el cabello. Empujas la puerta y tratas de 
recordar el camino que recorriste al subir. Quisieras dejar la puerta abierta, para 
que la luz del quinqué te guié: es imposible, porque los resortes la cierran. Podrías 
entretenerte columpiando esa puerta. Podrías tomar el quinqué y descender con 
el. Renuncias porque ya sabes que esta casa siempre se encuentra a oscuras. Te 
obligaras a conocerla y reconocerla por el tacto. Avanzas con cautela, como un 
ciego, con los brazos extendidos, rozando la pared, y es tu hombro lo que, 
inadvertidamente, aprieta el contacto de la luz eléctrica. Te detienes, guiñando, en 
el centre iluminado de ese largo pasillo desnudo. Al fondo, el pasamanos y la 
escalera de caracol. . Desciendes contando los peldaños: otra costumbre inmediata que te habrá 
impuesto la casa de la señora Llorente. Bajas contando y das un paso atrás 
cuando encuentres los ojos rosados del conejo que en seguida te da la espalda y 
sale saltando. 
No tienes tiempo de detenerte en el vestíbulo porque Aura, desde una puerta 
entreabierta de cristales opacos, te estará esperando con el candelabro en la 
mano. Caminas, sonriendo, hacia ella; te detienes al escuchar los maullidos 
dolorosos de varios gatos —si, te detienes a escuchar, ya cerca de la mano de 
Aura, para cerciorarte de que son varios gatos— y la sigues a la sala: Son los 

gatos —dirá Aura—. Hay tanto ratón en esta parte de la ciudad. 





        Carlos Fuentes Macías nació en Panamá el 11 de noviembre de 1918, y murió en Ciudad de México el 15 de mayo de 2012 a la edad de 83 años.  Fue un novelista, ensayista, sociólogo y diplomático. Obtuvo muchos premios y reconocimientos durante su vida literaria, como el “Premio Rómulo Gallegos” en 1977, el “Premio Nacional de Literatura de México” en 1984, el “Premio Miguel de Cervantes” en 1987, el “Príncipe de Asturias de las Letras” en 1994, la Condecoración de “Gran Oficial de la Orden de la Legión de Honor de Francia” en 2003, la “Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica” en 2009, entre muchos otros. Él escribió diversas obras, entre las que se encuentran novelas, cuentos, ensayos, semblanzas, diccionario personal, teatro, argumentos y guiones cinematográficos y libretos de óperas; entre sus novelas más destacadas están “La región más transparente”, “La muerte de Artemio Cruz”, “Aura”, “Cambio de Piel”, “Terra Nostra” y “Gringo Viejo”.
        Carlos Fuentes perteneció a la generación del 57, también conocida como “la generación del boom literario” o “boom latinoamericano”. Esta generación se ha denominado de tal manera debido al éxito que tuvieron los autores latinoamericanos en Europa. Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa y Julio Cortázar también fueron parte de este “boom”. Se dice que estos autores realizaron obras experimentales de marcado político, por los hechos que estaban sucediendo en América Latina en la década de 1960: plena Guerra Fría, en que los países estaban adoptando diferentes formas de gobierno basadas en distintas ideologías, como el caso de Cuba socialista con Fidel Castro al mando, de pensamiento marxista.
            “Aura” es una novela breve escrita en 1962. Cuando se publicó, sus lectores la juzgaron de una obra rematada y perfecta, suficiente, redonda y definitiva. En ella se muestra a Felipe Montero, joven maestro de historia, que encuentra un anuncio de periódico donde ve posibilidades de conseguir un mejor sueldo. Su trabajo era organizar y finalizar las memorias del general Llorente. Para esto, se va a vivir a la casa de la viuda de Llorente, Consuelo, quien vivía con su sobrina Aura. En este lugar suceden una serie de hechos poco comunes, fuera de la realidad: Aura parece estar controlada por su tía, además de mostrarse varias situaciones relacionadas a la brujería. El fragmento a analizar se sitúa entre las páginas 19 y 20 (capítulo 2). Aquí se pueden apreciar algunos aspectos de hechicería.         

            En este fragmento el tema que se presenta es la sensación de estar en un lugar extraño y de sentirse incómodo por parte de Felipe. Está dividido en dos apartados: el primero trata sobre el reconocimiento del lugar (líneas 1 a 26) seguido del segundo subtema que es el encuentro con Aura (líneas 27 a 33). Los personajes presentes en esta parte del libro son Felipe Montero y Aura. El tipo de narrador es uno en segunda persona, utilizando el estilo indirecto, refiriéndose a que es la conciencia del protagonista la que le habla a sí mismo.
         Desde la primera línea, el protagonista se encuentra revisando la habitación en la que se aloja, encontrando un baño tras cruzar una puerta. Al ingresar al baño se da cuenta de lo que hay adentro, de la antigüedad del baño, describiéndolo detalladamente y refiriéndose a él como uno pasado de moda y mencionando que los objetos que se encuentran en este son muy antiguos que son poco comunes hoy en día. Luego, menciona estar observándose a sí mismo en un espejo de nogal, reflejándose la sorpresa que tiene Felipe al ver tanta antigüedad, ya que todo lo que ve, lo describe de manera muy detallada.  Continuando, Felipe se describe a sí mismo mientras se mira en el espejo; se presenta un hipérbole en la línea 5 (“Mueves tus cejas pobladas”) exagerando acerca del grosor de sus cejas; después menciona tener la boca larga y gruesa, expresión que se relaciona con estar malhumorado o triste (tener una “cara larga”). Al estar frente al espejo, lo llena de vaho, aliento que sale de su boca empañando el cristal; el vaho está fuertemente relacionado al frío presente, y este frío se conecta a lo que él siente estando adentro de una casa oscura y silenciosa (sensación de desconfianza). Posteriormente, al mencionar el negro de sus ojos, se hace una relación cromática con la oscuridad y la muerte; después de esto, al indicar que el vaho ha desaparecido del espejo, el narrador se refiere al transcurrir del tiempo, mientras Felipe se acostumbra a la frialdad de la casa. Adaptado ya a la situación deja de contener la respiración y comienza a mirarse tranquilamente. Luego, cuando el vaho vuelve a aparecer, impidiéndole ver su rostro, lo primero que se le viene a la mente es Aura, reflejando el impacto que sintió al verla por primera vez y el amor que siente por ella.
         Después, Felipe se muestra recostado en la cama fumando cigarrillos, manifestando estar muy relajado. Al consultar su reloj recuerda que debe ir a cenar y se arregla antes de bajar. Él sale de su cuarto e intenta recordar el camino que recorrió anteriormente, quiere dejar la puerta abierta para que el quinqué lo ilumine, pero esta se cierra debido a los resortes; la cerrada automática de las puertas se asocia con que Consuelo intenta mantener la casa lo más oscura posible, lo que se relaciona a que las brujas suelen trabajar de noche y ella necesita de la oscuridad de la vivienda. Lo mencionado anteriormente se recalca al mencionar entre las líneas 16 y 17 “renuncias porque ya sabes que esta casa siempre se encuentra a oscuras.” Seguido de eso, el protagonista intenta ser realista y saber que tendrá que conocer la casa por el tacto y no por la visión, recordándola en su mente; es por esto, que avanza con cautela, rozando la pared con los brazos extendidos, comparándose a sí mismo con un ciego. Al estar a ciegas, involuntariamente enciende la luz de un pasillo largo y vacío (metáfora diciendo “pasillo desnudo”), en el que al fondo se ve un pasamanos y una escalera de caracol.
         Felipe desciende por la escalera contando los peldaños, para intentar memorizarlos ya que sabe que después no lo podrá ver, debido a la oscuridad de la casa. Al bajar, se encuentra con un conejo de ojos rosados, animal que se asocia fuertemente con la brujería, repitiendo el mal augurio que tiene Felipe en la casa.
         Comenzando el siguiente apartado, él ve inmediatamente a Aura, quien la espera con un candelabro en la mano, lo cual le causa mucha alegría por ver a esa mujer que él encuentra tan bella. Felipe se detiene justo antes de tocar la mano de Aura al escuchar los maullidos dolorosos de varios gatos, otro animal muy ligado a las brujas; al sentir una desconfianza, se detiene nuevamente para cerciorarse que son gatos, lo que Aura le afirma e intenta explicarlo diciendo que hay muchos ratones en la ciudad, para tranquilizarlo.
          
Concluyendo, “Aura” está en una estrecha relación con el contexto histórico en la cual fue escrita, debido al espacio físico surrealista y también a los sucesos mágicos y místicos que suceden en la casa de Consuelo, lo cual incita a pensar que los hechos no son reales, o que se mezclan con la realidad y en el momento que Felipe entra a la casa este se desliga de la realidad y no está consciente de cuando es un sueño o cuando es la realidad, así también cuando Felipe queda “atrapado” en un callejón sin salida con Aura. En nuestro fragmento, se puede apreciar una gran cantidad de aspectos de brujería de parte de Consuelo, como lo son los gatos, los conejos y las ratas, además de la oscuridad constante de la antigua casa.

Juan Pablo Cortés R. y Rodrigo Manzano N.

Wednesday, 11 June 2014

2º avance Comentario Texto "Aura"

En este fragmento el tema que se presenta es la sensación de estar en un lugar extraño y de sentirse incómodo por parte de Felipe. Está dividido en dos apartados: el primero trata sobre el reconocimiento del lugar (líneas 1 a 26) seguido del segundo subtema que es el encuentro con Aura (líneas 27 a 33). Los personajes presentes en esta parte del libro son Felipe Montero y Aura. El tipo de narrador es uno en segunda persona, utilizando el estilo indirecto, refiriéndose a que es la conciencia del protagonista la que le habla a sí mismo.

Análisis por verso:
         Desde la primera línea, el protagonista se encuentra revisando la habitación en la que se aloja, encontrando un baño tras cruzar una puerta. Al ingresar al baño se da cuenta de lo que hay adentro, de la antigüedad del baño, describiéndolo detalladamente y refiriéndose a él como uno pasado de moda y mencionando que los objetos que se encuentran en este son muy antiguos que son poco comunes hoy en día. Luego, menciona estar observándose a sí mismo en un espejo de nogal, reflejándose la sorpresa que tiene Felipe al ver tanta antigüedad, ya que todo lo que ve, lo describe de manera muy detallada.  Continuando, Felipe se describe a sí mismo mientras se mira en el espejo; se presenta un hipérbole en la línea 5 (“Mueves tus cejas pobladas”) exagerando acerca del grosor de sus cejas; después menciona tener la boca larga y gruesa, expresión que se relaciona con estar malhumorado o triste (tener una “cara larga”). Al estar frente al espejo, lo llena de vaho, aliento que sale de su boca empañando el cristal; el vaho está fuertemente relacionado al frío presente, y este frío se conecta a lo que él siente estando adentro de una casa oscura y silenciosa (sensación de desconfianza). Posteriormente, al mencionar el negro de sus ojos, se hace una relación cromática con la oscuridad y la muerte; después de esto, al indicar que el vaho ha desaparecido del espejo, el narrador se refiere al transcurrir del tiempo, mientras Felipe se acostumbra a la frialdad de la casa. Adaptado ya a la situación deja de contener la respiración y comienza a mirarse tranquilamente. Luego, cuando el vaho vuelve a aparecer, impidiéndole ver su rostro, lo primero que se le viene a la mente es Aura, reflejando el impacto que sintió al verla por primera vez y el amor que siente por ella.
         Después, Felipe se muestra recostado en la cama fumando cigarrillos, manifestando estar muy relajado. Al consultar su reloj recuerda que debe ir a cenar y se arregla antes de bajar. Él sale de su cuarto e intenta recordar el camino que recorrió anteriormente, quiere dejar la puerta abierta para que el quinqué lo ilumine, pero esta se cierra debido a los resortes; la cerrada automática de las puertas se asocia con que Consuelo intenta mantener la casa lo más oscura posible, lo que se relaciona a que las brujas suelen trabajar de noche y ella necesita de la oscuridad de la vivienda. Lo mencionado anteriormente se recalca al mencionar entre las líneas 16 y 17 “renuncias porque ya sabes que esta casa siempre se encuentra a oscuras.” Seguido de eso, el protagonista intenta ser realista y saber que tendrá que conocer la casa por el tacto y no por la visión, recordándola en su mente; es por esto, que avanza con cautela, rozando la pared con los brazos extendidos, comparándose a sí mismo con un ciego. Al estar a ciegas, involuntariamente enciende la luz de un pasillo largo y vacío (metáfora diciendo “pasillo desnudo”), en el que al fondo se ve un pasamanos y una escalera de caracol.
         Felipe desciende por la escalera contando los peldaños, para intentar memorizarlos ya que sabe que después no lo podrá ver, debido a la oscuridad de la casa. Al bajar, se encuentra con un conejo de ojos rosados, animal que se asocia fuertemente con la brujería, repitiendo el mal augurio que tiene Felipe en la casa.
         Comenzando el siguiente apartado, él ve inmediatamente a Aura, quien la espera con un candelabro en la mano, lo cual le causa mucha alegría por ver a esa mujer que él encuentra tan bella. Felipe se detiene justo antes de tocar la mano de Aura al escuchar los maullidos dolorosos de varios gatos, otro animal muy ligado a las brujas; al sentir una desconfianza, se detiene nuevamente para cerciorarse que son gatos, lo que Aura le afirma e intenta explicarlo diciendo que hay muchos ratones en la ciudad, para tranquilizarlo.

Tuesday, 10 June 2014

Comentario de texto "Aura"

En este fragmento el tema que se presenta es la sensación de estar en un lugar extraño y de sentirse incómodo por parte de Felipe. Está dividido en dos apartados: el primero trata sobre el reconocimiento del lugar (líneas 1 a 26) seguido del segundo subtema que es el encuentro con Aura (líneas 27 a 33). Los personajes presentes en esta parte del libro son Felipe Montero y Aura. El tipo de narrador es uno en segunda persona, utilizando el estilo indirecto, refiriéndose a que es la conciencia del protagonista la que le habla a sí mismo.

Análisis por verso:

         Desde la primera línea, el protagonista se encuentra revisando la habitación en la que se aloja, encontrando un baño tras cruzar una puerta. Al ingresar al baño se da cuenta de lo que hay adentro, de la antigüedad del baño, describiéndolo detalladamente y refiriéndose a él como uno pasado de moda y mencionando que los objetos que se encuentran en este son muy antiguos que son poco comunes hoy en día. Luego, menciona estar observándose a sí mismo en un espejo de nogal, reflejándose la sorpresa que tiene Felipe al ver tanta antigüedad, ya que todo lo que ve, lo describe de manera muy detallada.  Continuando, Felipe se describe a sí mismo mientras se mira en el espejo; se presenta un hipérbole en la línea 5 (“Mueves tus cejas pobladas”) exagerando acerca del grosor de sus cejas; después menciona tener la boca larga y gruesa, expresión que se relaciona con estar malhumorado o triste (tener una “cara larga”). Al estar frente al espejo, lo llena de vaho, aliento que sale de su boca empañando el cristal; el vaho está fuertemente relacionado al frío presente, y este frío se conecta a lo que él siente estando adentro de una casa oscura y silenciosa (sensación de desconfianza).